Ya que estamos tocando el tema sobre si tu podrías ser capaz de ser médico o no, sobre si en verdad quieres intentarlo, ahora que hablamos sobre si tu deseo de ser médico es un simple pensamiento de los miles que tenemos cuando somos jóvenes. Ahora con todo esto, me permitiré a presentarte una carta que debes leer. Esta carta la escribió Esculapio (hijo de Apolo y “Dios de la Medicina”) a su hijo que así como tu, no se decidía sobre si quería o no estudiar Medicina. ¿Quieres ser médico? Hijo mío. Aspiración es esta de un alma generosa, de un espíritu ávido de ciencia. ¿Deseas que los hombres te tengan por un Dios que alivia sus males y aleja su espanto? ¿Has pensado bien lo que va a ser de tu vida? Tendrás que renunciar a tu vida privada; mientras la mayoría de los ciudadanos pueden, una vez terminada su tarea, aislarse lejos del infortunio, tu puerta deberá estar abierta a todos. A toda hora del día o de la noche vendrán a tumbar tu descanso, tus placeres, tu meditación. Ya no tendrás horas que dedicarle a tu familia, a los amigos o al estudio. Ya no te pertenecerás. Los pobres acostumbrados a padecer no te llamarán sino en caso de urgencia, pero los ricos te tratarán como su esclavo, encargado de remediar sus excesos, sea por una indigestión o por un catarro. ¿Eras estricto en escoger a tus amigos, buscabas la sociedad con hombres de talento, con artistas, de almas delicadas. En adelante no podrás desechar a los fastidiosos o a los escasos de inteligencia, a los despreciables. El malhechor tendrá tanto derecho a tu asistencia como el honrado. Prolongarás la vida de nefastos y el secreto de tu profesión te prohibirá impedir crímenes de los que seas testigo. ¿Tienes fé en tu trabajo para conquistarte una reputación?. Ten en cuenta que te juzgarán no por tu ciencia, sino por casualidades del destino, por el corte de tus ropas, por la apariencia de tu casa, por el número de tus criados, por la atención que dediques a las charlas y por los gustos de tu clientela. Los habrá quienes desconfíen de ti si no usas barba, si no vienes de Asia, si crees en Dioses, otros si no crees en ellos. ¿Te gusta la sencillez?. Habrás de adoptar la actitud de un augur. Eres activo, sabes lo que vale el tiempo, no habrás de mostrar fastidio ni impaciencia, tendrás que soportar relatos que arrancan desde el principio de los tiempos para explicar un cólico, ociosos te consultarán solo por el placer de charlar, serás el vertedero de las nimias vanidades. Sientes placer por la verdad, ya no podrás decirla tendrás que ocultar a algunos la gravedad de su mal, a otros la insignificancia pues les molestaría. Habrás de ocultar secretos que posees, consentir en parecer burlado, ignorante o cómplice. No cuentes con agradecimiento cuando el enfermo sana, la curación es debida a su robustez, si muere, tu serás el que lo ha matado. Mientras está en peligro, te tratará como a un Dios, te suplica, te promete, te colma de halagos. No bien está en convalecencia, ya le estorbas. Cuando se trata de pagar los cuidos que le has prodigado, ya se enfada y ya te denigra.. Cuanto más egoístas son los Hombres, más solicitud exigen. No cuentes con que este oficio penoso te haga rico. Te lo he dicho: esto es un sacerdocio. Te compadezco si sientes afán por la belleza; verás lo más feo y repugnante que hay en la especie humana, todos tus sentidos serán maltratados. Habrás de pegar tu oído contra el sudor de pechos sucios, respirar el olor de nauseabundas viviendas, los perfumes subidos de las cortesanas, palpar tumores, curar llagas verdes de pus, contemplar orines, escudriñar esputos, meter el dedo en muchos sitios. Cuantas veces un día hermoso, soleado y perfumado, al salir de un banquete te llamarán por un hombre que molestado por dolores de vientre te presentará un bacín nauseabundo diciéndote satisfecho: Gracias a Dios que he tenido la precaución de no tirarlo. Recuerda entonces que habrá de parecerte interesante aquélla deyección hasta la belleza misma de las mujeres, consuelo del hombre se desvanecerá para ti. Las verás por la mañana, desgreñadas y desencajadas desprovistas de bellos colores, olvidando sobre los muebles parte de sus atractivos. Cesaran de ser Diosas para convertirse en pobres seres afligidos por la desgracia. Sentirás por ellas menos deseos que compasión. Tu oficio será para ti una túnica de Neso. En la calle, en los banquetes, en los teatros en tu misma casa los desconocidos, tus amigos, tus allegados te hablarán de sus males para pedirte un remedio. El mundo te parecerá un vasto Hospital, una asamblea de individuos que se quejan. Te verás solo en tus tristezas, solo en tus estudios. La conciencia de aliviar males te sostendrá en tus fatigas, pero dudarás si es acertado hacer que sigan viviendo hombres atacados por un mal incurable, niños enfermizos que ninguna probabilidad tienen de ser felices. Cuando a costa de mucho esfuerzo hallas logrado que la existencia de algunos se prolongue, vendrá una guerra que lo destruirá todo. Piénsalo bien mientras estés a tiempo. Pero si indiferente a la ingratitud, si sabiendo que te verás solo entre las fieras humanas, tienes un alma lo bastante estoica para satisfacerse del deber cumplido sin ilusiones, si te juzgas pagado lo bastante con la dicha de una madre, con la cara que sonríe porque ya no padece, con la paz de un moribundo a quien ocultas la llegada de la muerte; Si ansías conocer al hombre, penetrar a todo lo trágico de su destino, entonces, "hazte médico, hijo mío".
Motivos para NO estudiar “Medicina” existen cientos. Lo único que debes hacer es encontrar uno por el que SI quieras estudiarla y listo. Aquí te ayudo con algunos motivos, puesto que muchos de los estudiantes de “Medicina” dicen estudiarla porque “quieren salvar vidas”. Quizá y tu digas lo mismo, y por supuesto que es muy válido y quizá sea el único motivo que necesites para convertirte en el mejor médico de todos los tiempos, pero quizá y no lo sea y por ende quisiera agregar más motivos, presentándote un párrafo de una estudiante de 6to año de nombre María José Pérez Ortega: “No hay un motivo exacto por el que he querido estudiar Medicina, ahora mismo se me ocurren un sin fin de motivos. El primero, porque es la carrera más interesante que existe ya que estudiamos al ser humano, es decir, a ti mismo. Parecerá una tontería pero todos los días cuando después de la siesta me dirigía a estudiar a mi cuarto siempre decía “voy a estudiarme”. El segundo motivo, porque es una de las profesiones más gratificantes que existen, ya que no hay mayor satisfacción que poder ayudar a los demás. El tercero, porque nunca dejas de aprender cosas nuevas y de sorprenderte de lo maravilloso que puede ser nuestro cuerpo y nuestra mente. El cuarto, porque es un modo de vida diferente, me refiero a que el médico no vive sus años de estudiante igual que el resto, ya que necesita mucho más sacrificio, el cual, sin duda, es recompensado. Podría seguir con un millón de motivos más por los que estudiar medicina pero ya van suficientes. En este momento en el que me encuentro (todavía no he acabado sexto año) puedo decir que no me arrepiento ni un solo momento de haber elegido esta carrera. Me reconforta tanto saber que podré ayudar a otras personas que los malos ratos de estudios se me olvidan y solo recuerdo los buenos momentos. Parecerá extraño, pero por una parte no quiero acabar la carrera, han sido mis mejores años y no quiero que se acaben. Cuando termine el curso empezará una nueva etapa y espero que sea tan buena como la vivida hasta ahora. Aún me queda muchísimo por aprender, más de lo que yo me imagino pero estoy dispuesta a afrontar lo que se avecina con la misma ilusión y las mismas ganas con las que empecé esta carrera”.
Lo más importante a considerar antes de entrar a esta carrera es, las veces que tendrás que levantarte si o si. Diariamente te enfrentarás con uno y otro obstáculo. Cuando piensas que ya la libraste, te das cuenta que pensaste muy mal. Apenas te estas levantando y ya viene otro golpe. Inclusive, tus primeros golpes los recibirás antes de que inicies la carrera. El primer obstáculo: ¿Estudio o no Medicina? El segundo obstáculo: ¿En que universidad estudiaré? Tercer obstáculo: ¿Pasaré el examen de admisión? Cuarto obstáculo ¿Qué demonios estoy leyendo? Obstáculos los tendrás a lo largo de toda tu carrera. Depende de ti y de la manera en la que manejas las situaciones que se te presentan. Depende de ti también el numero de obstáculos con los que te quieres enfrentar (aunque ya hay muchos que son, digamos, garantizados). ¿Porque depende de ti? Porque en ti esta que tanto tiempo le dediques a la carrera. Día a día tendrás múltiples distracciones que te cegarán y alejarán de tu objetivo: convertirte en el mejor médico del universo. Mucho depende del tiempo que leas, estudies, asistas a clases, pongas atención en clase, aproveches tus guardias, etc. Mucho depende de lo que estés dispuesto a sacrificar, de los desvelos que estés dispuesto a soportar y de los golpes que estés dispuesto a recibir. No me vayas a tomar a mal, con golpes no me refiero a los mismos que te propinaría un boxeador, estos son más fuertes. Es estudiar por días y días para ver que muy apenas pasaste tu examen y justo cuando te sientes en la gloria, ves que por no administrar el tiempo adecuadamente entre todas tus materias, descuidaste otra y reprobaste el examen parcial de la misma. Claro que hay quienes no reprueban nunca una materia, quisiera decirte que también hay quienes no reprueban un sólo examen de su carrera, pero aún no lo conozco. Si conoces a alguien, tómalo como ejemplo y asegúrate que no sea algún pariente del mismísimo “Esculapio” (“Dios de la Medicina”) o “Hipócrates de Cos” (“Padre de la Medicina Racional”). La cantidad de obstáculos que tendrás que enfrentar depende en gran medida de ti y de tus esfuerzos. Recuerda y recuérdalo bien, la clave está en la organización.
-Anónimo